Tenia 19 años y la indignación me reventaba el corazón. A la noche siguiente en forma inorganica y descolgada con el compañero Ricardo Flores salimos a escribir con tizones que vengariamos la muerte de Trelew. El velatorio de algunos de los mártires se realizó en la sede del Partido Justicialista sobre avenida La Plata, allí llegamos también en forma inorganica, sin haber avisado a nuestros compañeros que ibamos a estar ahí.
Se cerraron los portones de la casa, porque llegaban cientos de policías, pero también podíamos ver que llegaban miles de compañeros. Entre ellos recuerdo al padre Mujica, y a todo el grupo de Sacerdotes para el Tercer Mundo, recuerdo además a la escritora Beatriz Guido; no eramos mas de cien personas dentro.
Mientras se discutía la no entrega de los cuerpos con el comisario Villar, nos sentamos todos en el jardín de atrás sobre el pasto, en otro rincón los curas rezaban con un canto. Entonces las bestias entraron con una tanqueta destruyendo el portón de entrada; escuchamos un ruido ensordecedor, pude ver a uno de los tres cuerpos que estábamos velando, rodar por el piso. Fuimos invadidos por la guardia de infantería, y desde la calle los compañeros intentaban entrar, hubo represión. Todos fuimos apuntados y tuvimos que ver como y de que manera se robaban los cuerpos; los cargaron y se los llevaron. De más está decir que la salida fue muy dura, a dos cuadras de ahí con un grupo de compañeros quemamos un auto.
A pesar de todo, a pesar del dolor que a través de los años fue mucho mas intenso por todo lo que ocurrio después; a pesar de los fusilamientos de José León Suarez, a pesar de tantos muertos, los compañeros asesinados de Trelew sellaron mi mente y mi corazón.
Cuando uno tiene una convicción que lo ayuda a vivir, debe ser tan fuerte como para ser capaz de morir por ella.
En mi recuerdo y en el del SITRAIC están los mártires de Trelew.
Los honramos y los recordamos.
Víctor Grosi
Secretario General
SITRAIC
No hay comentarios:
Publicar un comentario