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viernes, 15 de julio de 2011

Del Batallón 601 nadie es inocente II

Un miembro del Consejo Directivo de la CGT dijo con respecto a la situación de su compañero Martínez: “Así haya sido un pinche en el Batallón 601, aunque solamente haya llevado ‘papelitos’, Gerardo está en el horno(Clarín 14-07-2011)


A partir de este fragmento de la nota del diario Clarín queremos seguir la linea de nuestra editorial anterior (Ver Nota "Del Batallón 601 nadie es inocente") donde tratamos de echar luz sobre el funcionamiento del nefasto batallón de inteligencia y las terribles consecuencias de su accionar que fueron la tortura, la muerte y desaparición de miles de compañeros. Para explicar que nadie allí era inocente tomamos como punto de partida la burda frase del dirigente sindical que hablo "off de record" con Clarín de que Gerardo Martínez tal vez llevaba y traía "papelitos".

En la "Revista 23" publicada el 8 de junio de 2011 dice sobre los agentes civiles de inteligencia "La relación de los PCI (personal civil de inteligencia) con la dictadura es directa; basta una breve reseña de lo que fue el Batallón 601 para comprenderlo. D’Andrea Mohr, capitán del Ejército jubilado y arrepentido por el accionar del Ejército, lo dice en su libro Memoria de vida. “El Batallón 601 fue el sistema nervioso de la dictadura. Es muy gráfico porque señala que los PCI eran los que recolectaban la información de las ciudades, se infiltraban entre las organizaciones, partidos políticos, barrios, gremios, universidades, etc., y labraban memorándum por triplicado que uno se quedaba en el batallón de origen, otro iba a la subzona que correspondía a la provincia y el tercero se entregaba al 601 que era el Estado Mayor del Ejército; por lo que me parece que en algún lugar debe estar toda esa información.”

Relata a su vez que cuando se decide eliminar la subversión salen partidas presupuestarias para agrandar el personal, cuyo trabajo era receptar información para lo que "se tenían en cuenta distintos ítems como determinación del oponente, valoración de peligrosidad cualitativamente y cuantitativamente, organizaciones políticas y su grado de peligrosidad" en dichos informes se fijaban instrucciones como "objetivo primario" lo cual debía entenderse como la persona sobre la cual hacer "blanco".

"Estudiando la lista de los PCI (Personal Civil de Inteligencia) otro dato importante que surge era que estaban infiltrados en puntos estratégicos" agrega.

La revista continúa explicando que “hubo una operación de blanqueo antes que asumiera el gobierno democrático, esta es una teoría sobre la que hay un consenso amplio en la Argentina, la idea es que el Ejército deliberó qué hacer con los informantes que trabajan con ellos desde el golpe militar. Es que no sabían qué rumbo tomaría la democracia, si subsistiría o podrían necesitar de todo ese recurso humano disponible. Fue entonces que ‘legalizaron’ a los agentes. Luego la democracia tomó el rumbo de una democracia vigilada ya que estos agentes de inteligencia siguieron operando hasta el 2004, fecha en la cual se frenó todo por decisión del ex presidente Néstor Kirchner”.

Queda claro entonces que los "papelitos" eran nada más y nada menos que los informes que sellaron con sangre el destino de miles de compañeros. Y queda aún más claro que el Batallón 601 no finalizó sus "tareas" con la llegada de la democracia. Por todo esto el accionar de la justicia debe ser ejemplificador para que no sólo los militares genocidas y asesinos paguen sus delitos sino también sus socios y cómplices de la burocracia sindical.

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