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lunes, 4 de julio de 2011

UOCRA ¿madriguera de buchones y represores del Batallon 601?

Informe especial

Dice el refrán que -para muestra basta un botón- y se corresponde totalmente a los resabios de la última dictadura militar que aún permanecen en los sindicatos por las complicidades que después de 28 años de democracia aún continúan vigentes.

En el caso de la UOCRA las complicidades están cada vez más expuestas y el peso de la memoria, la verdad y la justicia recae sobre esa estructura inevitablemente.

Nos referiremos en esta oportunidad a algunas de las "joyitas" que la UOCRA cobijó en la provincia de Santa Fe.

Durante el 2010 en Santa Fe, en el marco de los juicios por delitos de lesa humanidad cometidos en la última dictadura militar en la Argentina, fue condenado Horacio Américo Barcos alias "Quique", conocido sindicalista de la UOCRA, ex agente de inteligenica civil perteneciente al Batallón 601, represor e integrante de "patotas" y grupos de tareas.

Este siniestro personaje fue reconocido por una de sus víctimas, Amalia Ricotti, quien junto con su marido José Tur, fueron secuestrados y torturados en el año 1978 cuando estuvieron cautivos en un centro de detención clandestino, conocido como "La Fábrica".

El juicio que finalizó con la condena de Barcos a 15 años de prisión fue un hecho de gran trascendencia en esa provincia por ser el primer represor condenado después de la derogación de la ley de Obediencia debida y Punto final. El valiente testimonio de Amalia Ricotti posibilitó su detención, juicio y condena. (Ver notas relacionadas)

La complicidad sigue en democracia

Barcos una vez llegada la democracia siguió perteneciendo a la UOCRA secundando a Rubén "el mono" Gazziano, lider del gremio de la construcción en Santa Fe. Paralelamente continúo siendo agente civil de inteligencia del Batallón 601, del cual fue parte hasta 1997.

En la UOCRA fue también empleado de la Obra Social y fue nombrado en 1996 por Gerardo Martínez como interventor de la Seccional Tres Arroyos en la provincia de Buenos Aires, a raíz de su actuación en ese cargo tuvo una condena por extorsión a un empresario de la construcción de la zona.

De esta manera queda claro que los que ayer trabajaban para la dictadura lo siguieron haciendo dentro de la UOCRA con total impunidad durante la democracia. Curiosamente en el mismo listado, que gracias al decreto presidencial que desclasifico la actuación de civiles en el Batallón 601, surge en el destacamento 122, con asiento en la provincia de Santa Fe el nombre del abogado Eduardo Daffunchio, agente civil de dicho Batallón al igual que Barcos, y representante de la UOCRA en la provincia de Santa Fe. (Ver notas relacionadas)

Resulta lógico ver a diario que patotas de la UOCRA golpeen salvajemente a los trabajadores, los amenacen, los amedrenten, extorsionen a los empresarios y utilicen la violencia para silenciar a quienes piensan distinto, o cuando las patotas de Gerardo Martínez actúan como fuerza de choque al mejor postor, reprimen manifestaciones de otros gremios (docentes en Santa Cruz) actuando como fuerzas para-policiales. Pues resulta lógico ya que en definitiva están actuando con el mismo espíritu de cuerpo que en la dictadura, donde han sido formados.

Surgen así muchos interrogantes ¿cuantos agentes del 601, represores e integrantes de grupos de tareas pasaron por la UOCRA? ¿cuántos continúan aún dentro de su estructura? ¿quienes son, que función cumplen, a quien responden? ¿cuánto falta para que los trabajadores y la sociedad en su conjunto pueda desenmascararlos?

Muchos interrogantes, pero también muchas respuestas empiezan a conocerse por el peso de la historia y por la memoria de los cientos de trabajadores de la construcción desaparecidos que aún hoy aguardan justicia. El tiempo de la memoria, la verdad y la justicia ha llegado para quedarse y el sindicalismo argentino cómplice de la dictadura no es la excepción.


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