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Mientras algunos hombres de empresa se mostraron abiertamente indignados con que más del 50% del electorado ratificara su apoyo a la gestión de Fernández, otros no tardaron en exhibirse exultantes frente a la noticia. En el ámbito sindical, en cambio, fueron pocos a los que el resultado electoral les cayó mal y muchos que, más o menos efusivamente, salieron a festejar el apoyo recibido por la presidenta en las urnas. El resultado electoral de las primarias no dejó lugar a dudas respecto de las holgadas posibilidades con las que cuenta Cristina Fernández para renovar su mandato en la primera magistratura del país. Pero sobre lo que no hay tanta claridad es sobre cómo se posicionarán empresarios y sindicalistas en el escenario de la casi ineludible reelección.
Mientras algunos hombres de empresa se mostraron abiertamente indignados con que más del 50% del electorado ratificara su apoyo a la gestión de Fernández, otros no tardaron en exhibirse exultantes frente a la noticia. En el ámbito sindical, en cambio, fueron pocos a los que el resultado electoral les cayó mal y muchos que, más o menos efusivamente, salieron a festejar el apoyo recibido por la presidenta en las urnas. El resultado electoral de las primarias no dejó lugar a dudas respecto de las holgadas posibilidades con las que cuenta Cristina Fernández para renovar su mandato en la primera magistratura del país. Pero sobre lo que no hay tanta claridad es sobre cómo se posicionarán empresarios y sindicalistas en el escenario de la casi ineludible reelección.
Lo cierto es que todos deberán ir acomodándose a la idea de que seguramente tendrán los mismos interlocutores en los próximos cuatro años. Es por eso que muchos, especialmente los empresarios, comenzaron a rever sus posturas, como ocurrió casi inmediatamente de conocidos los resultados electorales con la Federación Agraria. No es casual que ese sector de la Mesa de Enlace liderado por Eduardo Buzzi haya sido uno de los primeros en reflexionar sobre la postura a tomar de cara a octubre, en vistas de que muchas localidades rurales votaron a favor de Cristina (incluso aquellas que en las que el Frente para la Victoria había perdido en elecciones locales).
Pero no todos los dirigentes del campo están dispuestos a flexibilizar su ostensible oposición para encarar un diálogo con el gobierno, sino que por el contrario, incrementaron los niveles de sulfuración. Tal fue el caso del titular de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, quien atribuyó la decisión de quienes votaron por el oficialismo el domingo a que “a la gente sólo le importa si puede comprarse el plasma”.
Desde la UIA, en tanto, el apoyo a “la continuidad del modelo” fue evidente y uno de sus vicepresidentes, Juan Carlos Sacco, reconoció que esa entidad está “trabajando codo a codo” con el gobierno. Sin embargo, exhortó a la presidenta a que “ponga el foco en medidas” que apunten a reducir el nivel de inflación, que consideró “preocupante”.
Cristina Fernández, por su parte, también replanteó cuál será su relación con los hombres de empresa, y además de ratificar la dirección del modelo económico vigente, dejó en claro que les pedirá a los empresarios que hagan su aporte para seguir creciendo. A horas de imponerse en las urnas, Fernández reclamó a empresarios aplicar un “cambio cultural” para bajar las importaciones y aumentar la oferta de bienes y servicios, y los instó a invertir más para evitar las tensiones propias de la economía, como la inflación.
La continuidad en la relación que mantienen el gobierno y la CGT de Hugo Moyano no estaría en juego. Representantes de ambos sectores lo ratificaron una y otra vez aún con las contradicciones que se evidenciaron tras el enojo cegetista por la falta de lugares en las listas de legisladores nacionales.
Sin embargo, caben dudas sobre si será o no Moyano quien siga liderando la central obrera. Sus clásicos adversarios ya advirtieron que podría cambiar la titularidad de la CGT de cara a las elecciones de junio próximo. Pero esa reacción se acerca más a la bronca que puede generar en sectores antimoyanistas que se prolongue por cuatro años más la alianza de gobierno kirchnerista-CGT moyanista, que a una posibilidad real de encontrar un candidato que logre remplazar al camionero. Ocurre que dentro de la CGT actualmente hay tres grupos claramente diferenciados. Por un lado están los moyanistas, que provienen del MTA y que apoyarán al líder camionero (o a cualquier sindicalista que sea elegido por este sector). También está el de los semigordos –conocidos como “independientes”– que estaba liderado por Gerardo Martínez (UOCRA), que está virtualmente borrado del mapa político luego de que su nombre apareciera en una lista de colaboradores del Batallón 601 durante la última dictadura militar. Finalmente está el grupo de los “gordos”, que cuenta con Oscar Lescano (Luz y Fuerza), el “Momo” Venegas (UATRE), Rodolfo Daer (Alimentación) y Juan José Zanola (preso y procesado en la investigación por la mafia de los medicamentos). Para muchos, si el sector de los gordos lograra imponerse en el Congreso de la CGT de junio próximo, sería una “vuelta a los ’90” en la forma de defender a los trabajadores. Para otros, las posibilidades de que Gerardo Martínez se convierta en secretario general de la CGT son tan lejanas como lograr borrar su nombre del listado de colaboracionistas con el gobierno de facto. Dentro de los moyanistas, en tanto, hay dos corrientes posibles: por un lado la de mantener a Moyano al frente de la central, sumando otras voluntades que provienen de otro sector sindical distinto del cegetista, y por el otro, existe la posibilidad de que el titular de la UOM, Antonio Caló, logre el consenso de sus compañeros para suceder al camionero.
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