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martes, 3 de febrero de 2015

Violencia sindical quebró la paz y las autoridades parecerían mirar para otro lado

Fuente; Tiempo Sur

La escalada de violencia protagonizada por dirigentes y trabajadores de la UOCRA parece no tener fin. La creación de Sitraic, el gremio paralelo conformado íntegramente por desocupados es un punto de inflexión que amenaza la paz de las comunidades de zona norte. La pelea sindical parece estar amparada al calor de la justicia y funcionarios que prefieren mirar para otro lado, y hablar de un muerto parece ser cuestión de tiempo

Detallar los hechos seria abundante y no hace falta más que revisar las crónicas policiales de este medio al respecto para entender que la seguidilla de actos de agresión no aumentó, sino que recrudecieron en el marco de este enfrentamiento. Pero hasta ahí, la cuestión sindical en la que UOCRA se ve claramente afectada por el surgimiento de un gremio paralelo que no sólo podría restarle cada vez mas afiliados, sino que contar con el aval político, obligaría al Gobierno nacional y provincial a tener que ser equitativos con la obra pública.
Lo alarmante es que todo parece desarrollarse en un escenario que algunos con responsabilidad política miran con ojos neutrales, dando lugar a una frase que inflige temor en un estado democrático y permite pensar en que existe zona liberada para los enfrentamientos.
Las bataholas que, vale aclarar, que desde Sitraic son sólo agresiones de UOCRA, han dejado ya decenas de denuncias radicadas en sede policial de Caleta Olivia, Pico truncado y las Heras. Sin embargo, no hay seguridad en los obradores donde hay gente de Sitraic cumpliendo funciones y lo que es peor aún, ningún fiscal ha tomado cartas en el asunto.
Pero también existe otro factor inexorable y es que las autoridades políticas, entre ellas las de la cartera laboral, miran para otro lado en vez de plantear una estrategia dialoguista.
Cortar el hilo por lo más débil, en este caso decir públicamente que Sitraic no existe, es darle al más grande, aún más poder.
Las declaraciones del titular de la cartera de Trabajo, Luis Silva diciendo que Sitraic es incapaz de afiliar a “nadie” o las recientes declaraciones de quien el lunes asumirá en el Ministerio de la Secretaría General de la Gobernación, Mauro Casarini, asegurando que tampoco reconoce al gremio como tal, son en alguna medida hacer la vista gorda a un tema que de pasar a mayores podría tener un impacto institucional enorme. Hoy, un muerto en Sitraic podría significar lo que fue Sayago a la gobernabilidad de Acevedo.
Las agresiones en las que ningún fiscal se anima a intervenir siquiera para indagar en la portación de armas de fuego, se dan en barrios del flanco norte, en los que incluso, cualquier vecino ajeno a esa circunstancia podrían correr peligro.
En efecto, discutir si Sitraic es un gremio legal o no, tampoco es lo importante y de serlo, vale mencionar que en noviembre de 2013, la Nación también debió lidiar con las presiones del gremio más fuerte pero terminó aceptando los pedidos de inscripción, en función de el fallo de la Corte Suprema que declaró inconstitucional un artículo de la ley de asociaciones sindicales, favoreciendo la libertad gremial.
Así, con el aval del Ministerio de Trabajo, a cargo de Carlos Tomada, nació la Asociación del Personal Profesional y Jerárquico de Comercio y al Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Construcción (Sitraic).
Vale subrayar que en las últimas horas, una fracción de UOCRA volvió a actuar contra Sitraic. Esta vez fue en una obra del barrio 3 de Febrero de Caleta Olivia, donde arremetieron contra obreros dejando a uno en estado crítico. La víctima, habría sido atacada entre 30 sujetos que lo patearon, le habrían roto las costillas y golpearon hasta desmayarlo presuntamente con un caño de media pulgada.
Desde el año pasado, los hechos no cesan e incluso hace una semana el máximo referente de Sitraic en Santa Cruz, Alejandro Lugo, fue baleado, según denunció, a mano de sus pares del gremio antagónico.