Desde que comenzó la era kirchnerista en nuestro país, muchos fueron
los anuncios que se hicieron de planes de vivienda. Un año después de haber
asumido, a mediados de 2004, Néstor Kirchner hacía público el mega anuncio del
Plan Federal de Viviendas que contemplaba la construcción de 120.000 unidades
habitacionales que debían terminarse en 12 meses, y que darían empleo a 360.000
trabajadores.
La información que se desprende de aquel momento indica que las
viviendas tendrían un costo de entre 30.000 y 65.000 pesos, dependiendo de la
ubicación geográfica y los metros cuadrados. El plan se llevaría a cabo en
diferentes regiones del país, con fondos provenientes del Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) y que luego fue sustentado con fondos del ANSES; el
programa lo centralizó el Ministerio de Planificación a cargo de Julio De Vido.
Para quienes no lo ubiquen, es el mismo que maneja el transporte, la energía,
las obras públicas y quien debe controlar a los concesionarios de las empresas
de servicios.
A partir de ese momento comienza una catarata de anuncios (*VER
recuadro “Promesas incumplidas”) y promesas fundamentalmente con los planes
Federales de Vivienda, nave insignia de los grandilocuentes anuncios del
gobierno kirchnerista, que prometían 420.000 viviendas de las cuales se
terminaron alrededor de 143.000, eso sin contar que en el mismo plan se
anunciaron tres veces durante tres años consecutivos las mismas viviendas, y lo
mas grave es que nunca se hicieron pero si se pagaron a los empresarios cómplices
del desfalco.
El presupuesto destinado a este Plan ascendía a 21.276.900.000 de
pesos. Hasta el año pasado ya se habían gastado más del 90 por ciento de los
fondos, o sea más de 19.000.000.000 de pesos, con menos del 35 por ciento de
las viviendas terminadas.
Cada una de estas viviendas terminó costando alrededor de 150.000
pesos, lo que habla de un sobrecosto de construcción del 300 por ciento. A esto
hay que sumarle que la adjudicación de las viviendas no ha sido transparente,
por lo cual en muchos casos no han sido entregadas a quienes más lo necesitan
sino a quienes los “punteros” políticos del Gobierno designan a dedo.
Entre tantos anuncios fueron innumerables los reclamos de las
provincias y de las empresas por la falta de pagos, empezaban así también a
suspenderse aquellas obras que habían comenzado, con los trabajadores en la
calle utilizados como variable de ajuste de la corrupción, los desmanejos y la
impunidad de De Vido y su “banda”.
Dime qué anuncias,
y te diré cómo mientes
Aunque los datos oficiales escasean para los ciudadanos, e incluso
para la oposición, los pronósticos más optimistas aseguran que sólo se
terminaron aproximadamente 300.000 unidades entre todos los planes nacionales y
provinciales que el kirchnerismo anunció con bombos y platillos al calor de los
aplaudidores oficiales. Las viviendas anunciadas en estos nueve años de Néstor
y Cristina fueron más de 1.200.000, lo que marca el nivel de impunidad para
generar falsas expectativas.
La utilización de temas tan sensibles para los trabajadores, como el
derecho a la casa propia, para usarlos como bandera resulta de una perversidad
manifiesta. Tanto los anuncios incumplidos de construcción de viviendas, como
las promesas de créditos accesibles para los trabajadores, son moneda corriente
para un Gobierno que eligió como socio a Sergio Schoklender para la
construcción de viviendas sociales donde reinaron los sobreprecios y la
corrupción.
Las estadísticas oficiales hablan de un déficit habitacional en la Argentina de más de
2.000.000 de viviendas, aunque el crecimiento demográfico y la demanda que
crece año a año, hablarían del doble. Por ende, casi 4.000.000 de familias no tienen una vivienda
digna en este país. Por otra parte en el último mes un estudio del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) manifiesta que el 32 por ciento de las
familias argentinas viven en casas precarias.
Frente a cada crisis política, hubo un anuncio sobre créditos o planes
de vivienda; lo que esta directamente relacionado a una de las industrias madre
en la economía de nuestro país por ser generadora de miles de puestos de
trabajo, como lo es la construcción.
El gobierno de los Kirchner y sus cómplices de la Cámara Argentina
de la Construcción
y la UOCRA se
han enriquecido gracias a la obra publica, con salarios de hambre y sosteniendo
un sistema mafioso que recauda a costa del esfuerzo y la vida de los
trabajadores.
Hoy nuevamente el Gobierno, de la mano de las corporaciones patronales
que representa la Cámara Argentina
de la Construcción ,
y con el ferviente apoyo de su cómplice en la burocracia sindical, Gerardo
Martínez, vuelve a echar mano a las promesas de una casa propia, con la misma
liviandad con la que anunció la supuesta “estatización” de YPF cuando no fue más que una nueva reprivatización.
Cristina promete ahora 100.000 créditos
por año para viviendas con la plata de la ANSES.Una nueva bomba de humo que por otra parte
no logra explicar por qué en lo que va del año sólo se ha ejecutado el 12% del
presupuesto destinado a la construcción de viviendas.
Las operaciones del Gobierno para intentar tapar el ajuste que
pretende aplicar sobre los trabajadores, cada vez tienen un efecto más corto y débil
y una vez más terminan dejando al descubierto diez años de discursos vacíos,
falsos anuncios y promesas incumplidas.
Promesas
incumplidas (*)
AÑO
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ANUNCIO
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2003
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Planes de Vivienda Reactivación I y Reactivación II
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2004
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Plan Federal de Viviendas I: 120.000 viviendas
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2005
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Plan Federal de Viviendas II: 300.000 viviendas
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2006
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Actualización del Plan Federal II: se vuelven a anunciar 300.000 viviendas
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2006
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Créditos hipotecarios para inquilinos
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2007
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Plan para la construcción de 255.000 viviendas
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2007
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Préstamos hipotecarios con tasas bajas y pocos requisitos
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2008
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Creación de 400.000 viviendas sociales, con el objetivo de remplazar
las “villas miseria”
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2009
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Construcción de 38.000 viviendas en ocho provincias
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2010
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Créditos “Casa propia”. Prometen 52.000 préstamos
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2011
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Programa “El crédito para tu casa”: prometen 40.000 créditos
hipotecarios
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