El sindicalista fue acusado de pertenecer al Batallón de Inteligencia 601 durante la dictadura. El juez no habría encontrado delito para procesar al titular de la UOCRA.
Antes de viajar a Nueva York en la comitiva presidencial, el gremialista y secretario general de la UOCRA Gerardo Martínez le trasmitió a su círculo íntimo un dato clave: estaría al caer su sobreseimiento en la causa que investiga su presunta vinculación al batallón 601 durante la última dictadura militar.
Dice tener “la posta” del despacho del juez federal Ariel Lijo, novedad que coincide con sus críticas al Gobierno por el rumbo económico y con sus reuniones con Hugo Moyano para reunificar la CGT.
En septiembre de 2012 Lijo ya había intentado cerrar la causa. “Si bien Martínez cumplió funciones en una estructura intrínsecamente ilegal, su responsabilidad penal no puede ser determinada por sus funciones, o porque objetivamente pertenecía al Batallón de Inteligencia 601. Lo contrario –incriminar al Batallón de Inteligencia 601– implicaría quebrar los preceptos y principios jurídicos sobre culpabilidad por el acto y de autoría y participación”, escribió el juez de la causa Ciccone.
No todo salió como se esperaba y en 2013 la Cámara Federal reabrió el caso. La Sala I (Eduardo Freiller, Eduardo Farah y Jorge Ballestero) concedió la apelación a organismos de Derechos Humanos. Aún así a Lijo el caso siguió sin interesarle demasiado, especialmente luego de que su hermano Alfredo compartiera una cena con el sindicalista.
Martínez dice que su historia con el Batallón 601 fue un carpetazo que le tiró Carlos Zanini cuando el comenzó a posicionarse para suceder a Moyano en la CGT. Al secretario de Legal y Técnica nunca le gusto la influencia del albañil sobre la Presidenta, círculo al cual Martínez fue introducido por los jerarcas de la construcción.
En el fallo de la Cámara se dice que no se puede demostrar que Martínez haya incurrido en delitos penales aunque se destaca que prestó servicios en lugares donde funcionaban centros clandestinos de detención ilegal.
El sobreseimiento le dará al líder de UOCRA rienda suelta para hacer más visibles sus aspiraciones tanto en la CGT, como en el plano político: favorece desde hace meses las campañas de Mauricio Macri y de Sergio Massa. Su horizonte apunta al año próximo a estar al lado de uno de los dos candidatos con chances de llegar a la Casa Rosada.
