Las denuncias y pruebas aportadas por el
Sitraic y los organismos de derechos humanos
han constatado plenamente que el
elegido para sentarse a la derecha de la presidenta en su recibimiento a la
flamante la CGT “Balcarce” no era sólo
un “buchón” del Batallón 601, sino un agente “hábil, leal” y con mucha “vocación
de servicio”.
Bajo el alias de “Gabriel Antonio Mansilla”, Martínez
actuó como agente secreto del Destacamento
201 de Inteligencia de Campo de Mayo revistando en el listado del Personal Civil de Inteligencia (PCI) del Batallón.
Las pruebas ahora son categóricas de su ingreso a la fuerza en octubre de 1981, mes en el que cobra
su primer sueldo, junto con su juramento de
“lealtad y fidelidad” al
ejército.
Bajo la especialidad
de “Agente de Reunión en el ámbito
Gremial” recibía además del pago del ejercito una remuneración por “actividad
riesgosa” que no perciben la inmensa mayoría de los obreros de la construcción
y si la recibía este agente por botonear activistas. Literalmente, Martínez
hizo su carrera sindical como agente delator de la dictadura, puesto que nunca
trabajó como obrero de la construcción.
En las copias del
legajo consta algo aún más terrible: Martínez
formó parte de esos cursos de
“Interrogadores” que por aquellos tiempos, y también en la actualidad, son una
especialización en torturas.
Ya nada tiene que
hacer en la UOCRA Gerardo Martínez. Su actuación después de salir del ejercito oficialmente -aunque
difícilmente haya dejado de tener vinculaciones con los “Servicios”- fue
instaurar un régimen de patotas y corrupción generalizada que expresa el grado
máximo de descomposición a que se puede llegar dentro de las organizaciones
gremiales.
Martínez hoy es un comisionista
de las patronales privadas y de las propias obras públicas. Dirige compañías de
micros, comedores de obras, apalea trabajadores que se le oponen y ha dejado de
funcionar hace ya mucho tiempo como sindicato.
Esta descomposición lleva a decenas de
enfrentamientos a tiros entre ellos. Las
patotas de Martínez actúan en forma despótica
contra las patronales que no colaboran de forma mafiosa. Todo esto se agravó en estos
años con la complicidad del gobierno de los Kirchnner que siempre lo tuvieron
como “aliado estratégico en la Obra Publica”.
La creación del Sitraic, un nuevo sindicato de la construcción que
está ampliando su ámbito de actuación en el orden nacional, ha dejado en claro
las necesidades de los trabajadores de la construcción de tener un ámbito de
organización y de lucha independiente del Estado y de las patronales donde se
ejerza la democracia sindical y se plantée una orientación en defensa de uno de
los sectores más postergados de los trabajadores argentinos.
Que se vaya Martínez de la UOCRA, de la CGT y de su representación en la OIT, donde también
será denunciado.
La realización de un
Congreso Nacional del SITRAIC en octubre abrirá un punto de reagrupamiento a todos
los trabajadores de la construcción, incluidos los Dragones, de
otro tipo de sindicato basado en la elección de delegados por obra, las
asambleas generales como método de deliberación, las comisiones obreras de
seguridad electas por los trabajadores y un programa de reivindicaciones
asentado en la independencia política de los trabajadores. Para ello la
Coordinadora Sindical Clasista del PO, que integra el SITRAIC, ha tomado como
propia esta actividad en todo el país.
La construcción de un sindicato alternativo que sea una herramienta de los trabajadores de la construcción de todo el país, es el desafio que tenemos por delante.
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