QUÉ SE ESCONDE DETRÁS DE LA INTERNA FEROZ DE LA UOCRA
Los hechos de violencia que involucran al gremio de Gerardo Martínez se repiten en todo el país. Expedientes que se acumulan y dinero en juego.
Liderazgo. Gerardo Martínez (foto) está al frente de la UOCRA. En dictadura, integró el Batallón 601 de Inteligencia.
A las 5.30 de la mañana del domingo 22 de abril, un auto Volkswagen Fox negro sorprendió a unas veinte personas que festejaban el Día del Obrero de la Construcción en la casa de Daniel Figueredo, ubicada entre las calles Álvarez Thomas y Maipú, en el barrio Santa Rosa de Florencio Varela. El grupo, que había terminado de comer un asado horas atrás, jamás imaginó que ese auto desataría una tragedia: dos personas descendieron del vehículo y comenzaron a disparar a mansalva. El resultado: once personas heridas; una de ellas, de gravedad. Pablo Rolón, de 23 años, quedó parapléjico y en estado de coma, luego de recibir cuatro impactos de bala en su espalda. Un final atroz para una celebración.
Por el hecho fueron detenidos Jorge Núñez y Walter “Lobizón” Leguizamón, secretario adjunto de la seccional Lomas de Zamora de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA). La detención de Leguizamón impulsa la principal hipótesis que barajan los investigadores: que la balacera estuvo vinculada a una disputa gremial entre la seccionales de la UOCRA de Quilmes, encabezada por Juan “Lagarto” Olmedo, y la de Lomas de Zamora, liderada por Héctor Cabrera y el mentado Leguizamón. Un dato que alimenta esta línea investigativa es que el dueño de la casa tiroteada forma parte de la agrupación comandada por Olmedo. En tanto que el auto, secuestrado por la policía, pertenece a un militante de la UOCRA de Lomas.
Para Víctor Grosi, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Afines (Sitraic), no hay dudas: unos y otros se disputan el manejo de la caja chica de la zona sur del conurbano. Grosi sabe de lo que habla. Además de ser parte de la conducción de un gremio alternativo a la UOCRA, supo liderar hace 24 años la seccional Lomas de Zamora. “Es muy grave lo que sucede, más de lo que parece”, sostuvo ante Veintitrés. Y relató: “Leguizamón era empleado de Olmedo. Por eso, cuando el primero toma la seccional de Lomas de Zamora lo dejan como subsidiario de Lagarto. Cuando se quiso separar comenzó la guerra por la caja”. Esa guerra habría comenzado cinco meses atrás. Y ya acumula pintadas en las calles del sur bonaerense y, al menos, varios heridos de bala. Según el diario Varela al Día, el 11 de abril pasado, el delegado de la UOCRA Diego G. recibió un tiro en la axila, y el ex sargento de la policía Roberto M. –que lo acompañaba en un Peugeot 207– recibió un tiro en el abdomen. De acuerdo con el mismo periódico, ambos forman parte del sector comandado por Olmedo.
El botín que estaría en juego, en palabras de Grosi, se gestaría en la precarización de los trabajadores –como el registro de menos horas que las trabajadas en los recibos de sueldo, escasas medidas de seguridad en el ámbito laboral, ausencia de baños en las obras, entre otras– y el pedido de coimas a los empresarios del sector. En su denuncia pública, Grosi también sostuvo que las facciones gremiales en pugna suelen captar a “personas que han estado presas y a barrabravas, cuya identificación nunca se hace pública. Es muy común que estos grupos parasindicales vayan armados o exhibiendo las armas porque su trabajo es venderles el disciplinamiento de los trabajadores a los empresarios”.
Siguiendo esa hipótesis, el hecho del domingo pasado no se trata de un caso aislado. En los últimos años se abrieron, al menos, diez expedientes en los tribunales del sur del conurbano bonaerense referidos a hechos de violencia que tienen como protagonistas a integrantes de la UOCRA.
En la causa 031484-09, que se radicó en la UFI 16 de Lomas de Zamora, convergen nueve expedientes donde aparecen vinculadas personas del gremio de la construcción. Entre los imputados por “coacción agravada, lesiones graves y amenazas” contra los trabajadores, delegados de obra y empresarios, se destacan los nombres de Leguizamón y Cabrera. Los líderes de la misma seccional también fueron denunciados en el expediente 54178-09, radicado en la UFI 14 de Lomas de Zamora y caratulado por “lesiones graves y robo automotor”. Pero, acaso, la causa más curiosa sea la que se abrió en la UFI 2 de Quilmes, bajo el número IPP 280256. Allí, acusados de “lesiones graves”, convergieron tanto los victimarios como las víctimas del ataque del 22 de abril. Entre otros, sobresalen: Olmedo, los hermanos Daniel y Darío Figueredo, y Leguizamón, acusado por los Figueredo de iniciar la balacera en las primeras horas del domingo. Por entonces, todos formaban parte del mismo grupo. Según el expediente, la víctima de los ataques fue el obrero Julio Barrera, quien recibió un puntazo de arma blanca por lo que debía declarar ante la Justicia el 19 de agosto de 2008. Pero tres días antes de esa fecha fue asesinado. Según la causa IPP 7808, radicada en la UFI 3 de Florencio Varela, los imputados por el homicidio fueron Claudio Soria –hijo de un ex dirigente de la UOCRA– y Antonio Iturre, a quien describen como un delincuente conocido de la zona. Según Grosi, ambos respondían a Olmedo. Barrera no fue el único asesinado en esta interna sindical. En el lugar donde funcionaba la seccional conducida por Olmedo –entonces ubicada en Quilmes–, moriría otro trabajador, víctima de la violencia. Ante este escenario se desarrollaba –al cierre de esta edición– el congreso de la UOCRA en Mar del Plata. Entre las medidas que podría tomar la conducción del gremio se barajaba la intervención de las dos secciones involucradas en la balacera del 22 de abril. No será una cuestión fácil de resolver. Detrás de cada conducción local se esconden referentes de peso de la política sindical nacional.
“Esta es la lógica de funcionamiento del gremio que conduce el ex integrante del Batallón de Inteligencia 601 durante la dictadura, Gerardo Martínez. Es la metodología que utilizó para mantenerse en el poder”, resumió Grosi a Veintitrés. A estos casos del sur bonaerense deben sumarse los recientes hechos que acontecieron en Chubut y en Santa Fe, el 23 y el 24 de abril, respectivamente, que tuvieron a facciones de la UOCRA como protagonistas de tiroteos. Más que anunciada, una tragedia repetida
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